Skype acaba y la luna llena se aproxima

 Skype acaba con todo lo que hay en él. La luna llena se aproxima con la lluvia, el 5 de mayo murió la palabra, el perdón y la vida. 

El habitante del sur del mundo cuenta a diario que su amor prevalece en la memoria del cielo. Que cada día al despertar, el retrato de su rostro fija el canto de los pájaros y su belleza clama por el tacto de la carne, por el pasaje de la mañana, por la trayectoria del cometa alado de atardecer, y la noche desata el llanto melancólico de la no presencia. 

El error habita enjaulado en la condena de lo oscuro.

¡Gritos y gritos! ¡Cuántas ganas de estar allí ¡De hacedle feliz con un silbido! 

Alguna vez V. pronunció aquel sino. Pathos y patetismo, que hoy en día encienden las alarmas ante la dura extrañeza de no hallarle setenta años después.

Escribo a su escarnio le perdone. 
Le pido a su corazón que resetee el rigor de lo infausto. 
¡Nunca quiso hacerlo! 
¡Nunca quiso deshonrar la virtud de sus dioses! ¡Nunca quiso pronunciar ideas de un hogar non grato, el cual, como todo lo contrario a lo que desgañita, era para sus venas el refugio de lo cálido, la poiésis de la danza, el resplandor de la inmensidad!
¡Nunca quiso inundar de pesar su alma sensible!
¡Nunca quiso decir que no amaba al retoño de su existencia, al cual quería en el silencio como un oasis de ternura! 

El infortunio aconteció por la desesperación y el ímpetu de no hallarle cerca, de echarle de menos, del desear que estuviera allí. Entonces las descortesías de lo indecible y el caos de las raíces irrumpieron con el estruendo ominoso del desconsuelo.

El orgullo idiota hizo de lo injusto el castigo. Expresó cosas que no creía.

–¡Demasiado tarde, dirá, demasiado tarde!   

El lamento ha compaginado la desazón de lo incomprensible con el ruego desasosegado por su voz.

Le imploro me escuche. Algo se podrá hacer, algo se podrá hablar. Algo se podrá rescatar desde el verso de lo antiguo, desde el abrazo de lo indeleble, desde la memoria de la dicha en el recuerdo de la gentileza y la bondad de su corazón.


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Eros, Tánatos y Whatsapp

Nos llamamos para no ser (intento pueril de versolibrismo)

Los oídos no escuchan